martes, 10 de mayo de 2016

INTRODUCCIÓN

María Eva Duarte de Perón fue una de las mujeres más reconocidas y paradigmáticas de la historia política, social y económica de la Argentina. Fue uno de los mayores iconos y un personaje fundamental. La mujer más amada y más odiada de nuestro país. 



Su historia comenzó en la ciudad bonaerense de Los Toldos el 7 de mayo de 1919 y aunque falleció trágicamente el 26 de julio de 1952, a la corta edad de 33 años por causa de un cáncer de cuello uterino que arrastró durante al menos dos años, “Evita” llegó más allá.



Eva Duarte era una adolescente cuando llegó a Buenos Aires el 3 de enero de 1935 con quince años. Fue parte de un gran proceso migratorio interno que comenzó después de la crisis económica de 1929. Esta gran migración, en la historia argentina, tuvo como protagonistas a los llamados cabecitas negras, un término despectivo y racista utilizado por las clases media y alta de Buenos Aires para referirse a esos migrantes no europeos, diferentes de los que habían caracterizado la inmigración en Argentina hasta ese entonces.

Esta inmigración constituyó la base de la mano de obra que requería el desarrollo industrial en ese momento (las industrias livianas con maquinaria obsoleta requería gran cantidad de mano de obra).

Eva se dedicó a la actuación, y poco a poco fue ganando reconocimiento en el medio.


Sin duda, conocer al entonces secretario de Trabajo y previsión, Juan Domingo Perón, el 22 de enero de 1944 en un acto realizado en el estadio Luna Park con el fin de condecorar a las actrices que más fondos habían recaudado en la colecta de solidaridad con las víctimas del terremoto que asoló la ciudad de San Juan dio un vuelco en la vida de Eva y en la de su futuro marido.


Claramente, su relación estuvo marcada por las críticas (sobre todo a la profesión de ella, que no era bien visto por algunas clases sociales para ser pretendiente de un militar y político).





Con el tiempo, Evita alcanzó una gran reconocimiento y apoyo de las clases populares (con especial atención de las mujeres, lo cual respondía a la política feminista que llevaba a cabo) y así se convirtió en el centro de un vasto culto personalizado. Su imagen y nombre rápidamente aparecieron en todas partes, incluyendo el nombre de ciudades y una provincia argentina, posteriormente rebautizada La Pampa. La veneración de la que era objeto entre las clases populares de la sociedad argentina, enfadaba a la Iglesia Católica, al popularizarse gran cantidad de estampas que la representaban de modo similar al que se representa a la virgen María. (con énfasis cuando se le otorgó el título de "Jefa Espiritual de la Nación", hecho que tensó aún más la relación con la Iglesia, sin mencionar la política laica que imponía el gobierno peronista).


Sus discursos, sumamente emocionales y de gran impacto popular, tuvieron la particularidad de apropiarse de términos peyorativos con las que personas de clase alta solían referirse a los trabajadores, para darles un significado elogioso, como hizo con el término "grasitas", diminutivo afectuoso de "grasa", modo despectivo frecuentemente utilizado para referirse a los sectores populares. Al igual que su esposo, Eva usaba habitualmente la palabra "descamisados" -originada en el término sans culottes utilizada en la Revolución Francesa- para designar a los trabajadores, término que se constituyó en un símbolo del peronismo y enfatizaba su propio origen humilde como forma de solidarizarse con los trabajadores.






Eva Perón enfermó de cáncer de cuello uterino. Su primera manifestación sucedió el 9 de enero de 1950 cuando sufrió un desmayo en el acto de fundación del Sindicato de Taxistas. A comienzos de 1951 vuelve a desmayarse en la Fundación Eva Perón, razón por la cual trasladó su oficina a la residencia presidencial.

El avance del cáncer la volvía cada vez más débil y la obligaba a guardar reposo. Pese a ello participaba en los actos públicos. Uno de los más importantes de este período final de su vida fue el del 17 de octubre de ese año. El discurso que Evita pronunció ese día ha sido considerado como su testamento político; en él menciona nueve veces su propia muerte.


El 22 de agosto de 1951 se produjo el Cabildo Abierto del Justicialismo convocado por la Confederación General del Trabajo. La reunión convocó las masas de trabajadores y constituyó un hecho histórico fuera de lo común. En su transcurso los sindicatos le pidieron a Evita que aceptara la candidatura a vicepresidente. Sin embargo, Evita declinó su candidatura por radio.


El siguiente párrafo, incluido en Mi Mensaje (el último libro biográfico de Eva Perón, y una continuación de "La razón de mi vida") fue escrito poco antes de morir y constituye un ejemplo del modo en que Evita se dirigía al pueblo, tanto en sus discursos públicos como por escrito: 


"Todo lo que se opone al pueblo me indigna hasta los límites extremos de mi rebeldía y de mis odios, pero Dios sabe también que nunca he odiado a nadie por sí mismo, ni he combatido a nadie con maldad, sino por defender a mi pueblo, a mis obreros, a mis mujeres, a mis pobres "grasitas" a quienes nadie defendió jamás con más sinceridad que Perón y con más ardor que "Evita". Pero es más grande el amor de Perón por el pueblo que mi amor; porque él, desde su privilegio militar supo encontrarse con el pueblo, supo subir hasta su pueblo, rompiendo todas las cadenas de su casta. Yo, en cambio, nací en el pueblo y sufrí en el pueblo. Tengo carne y alma y sangre del pueblo. No podía hacer otra cosa que entregarme a mi pueblo. Si muriese antes que Perón, quisiera que esta voluntad mía, la última y definitiva de mi vida, sea leída en acto público en la Plaza de Mayo, en la Plaza del 17 de Octubre, ante mis queridos descamisados".


El 5 de noviembre de 1951 fue intervenida quirúrgicamente por el famoso médico oncólogo estadounidense George Pack en el Hospital de Avellaneda (actual Hospital Interzonal General de Agudos "Presidente Perón"), construido por la propia Fundación Eva Perón. Seis días después votó allí, en su cama, en las elecciones generales que consagraron la reelección de Perón (con aproximadamente 4.000.000 de votos). 


En la noche del 26 de julio de 1952 siendo las 20:25 horas la inigualable Evita falleció. El posterior golpe de estado al gobierno peronista marcó el destino del cuerpo de la difunta. El embalsamado y el ocultamiento fueron uno de los capítulos más siniestros de la historia argentina reciente.






Luego de su muerte el cuerpo de Evita se trasladó de un lugar a otro y fue manipulado por seres despreciables que no tuvieron el mas mínimo respeto que una mujer como ella hubiese merecido.








sábado, 7 de mayo de 2016

EL FUNERAL





Eva murió el 26 de Julio de 1952. Desde el 27 de Julio hasta el 9 de Agosto se llevó a cabo el velatorio en El Ministerio de Trabajo y Previsión. Comenzaba así el velorio más imponente de la historia argentina y uno de los más notables de la historia universal.



 Las colas para acceder a la capilla ardiente se contaban por kilómetros. Se instalaron puestos sanitarios, más de un millar de camillas, el ejército argentino entregaba bebida y comida caliente a la multitud debido a que durante esos días el frio era intenso y había frecuentes lloviznas.  




En aquellos días unas 20 personas murieron por aplastamientos, avalanchas e infartos. No había consuelo, las personas lloraban a Evita como si se tratara de la muerte de una madre.




Se vieron dos polos muy opuestos y la sociedad se dividió en dos. Por un lado comenzaron a escasear las flores hasta acabarse en todo el país y tuvieron que traer más desde Uruguay y Chile, dado que la gente las llevaba al Ministerio de Trabajo y Previsión como regalo a la difunta. Por otro lado, en algunos barrios selectos escaseaba el champagne, que era demandado por los enemigos del peronismo que estaban tan ensañados con Eva que no paraban de brindar.


El día 29 de Julio a las 20:25 horas en la Plaza de Mayo, al pie de un retrato gigante de Evita el Clarín del regimiento de granaderos a caballo tocó a silencio mientras todos apagaban las antorchas que habían llevado en mano. 


Perón dispuso que el velatorio continúe en el Ministerio de Trabajo y Previsión durante uno o dos meses de ser necesario, hasta que el ultimo ciudadano pueda ver los restos de la compañera Evita. Sin embargo, ante la insistencia del Dr. Pedro Ara de que el embalsamamiento que había realizado no era el definitivo se dio por finalizado el velatorio el 9 de agosto, que ya se había prolongado 11 días más de lo que se había previsto inicialmente. Entonces, el ataúd fue trasladado al Congreso Nacional donde se le rendirían los últimos honores a Evita.




La multitud que la vio durante el traslado al Congreso fue estimada en más de 2 millones de personas. Al día siguiente el cardenal Copello dio el responso final antes de que el ataúd fuera llevado por la cureña hacia la CGT. Fue así que el 10 de Agosto de 1952 el cuerpo de Evita quedó en custodia de la Confederación General del Trabajo.

viernes, 6 de mayo de 2016

PEDRO ARA: EL HOMBRE QUE EMBALSAMÓ EL CUERPO DE EVITA

El cadáver de Eva Perón fue petrificado por una extraordinaria labor de embalsamamiento y quedó terminado para la posteridad la madrugada del 24 de noviembre de 1955. Tres años y cuatro meses de labor constante, centímetro por centímetro del especialista español doctor Pedro Ara, por la que cobró cien mil dólares al general Domingo Perón.

Las técnicas de embalsamamiento suelen basarse en una inyección
intraarterial de un líquido fijador y conservador que actúa, de paso, drenando la sangre venosa, y de una inyección del líquido conservador intracavitaria en tóraz y abdomen, así como una serie de maniobras estéticas sobre el cadáver (prótesis oculares, taponamiento o sutura de orificios naturales, afeitado, maquillado facial, etc.). 


Tellechea fue quien continuó con la conservacion del cadaver una vez que este fue devuelto de España a la Argentina en el año 1974.




Aunque cada país suele utilizar una fórmula conservadora, en ocasiones con patente secreta, casi todas suelen incluir formaldehido, alcohol etílico, glicerina o glicoles, compuestos fenólicos, sales inorgánicas, ácido benzoico, ácido salicílico...; o con aceite de semilla de lino mezclado con deuterocloruro de mercurio. Sin embargo, el doctor Ara desarrolló con el cadáver de Eva Perón una técnica que resultó superior a las anteriores denominada como parafinización.

Ara ha muerto y según su propia voluntad, ha salido a la luz lo que él vivió con el cuerpo de la rubia argentina durante 40 meses y lo que posteriormente acaeció en Madrid, el sábado 4 de septiembre de 1971, durante la ceremonia de reconocimiento de la momia preparada por él 16 años atrás. Durante el destapamiento del féretro estuvieron presentes Perón, su esposa Isabel Martínez, Antonio López Rega, hombre de confianza del general y el embalsamador.

Comenzaron las pruebas histológicas, radiografías, análisis y, en última instancia, la certificación de que aquel cuerpo de expresión dulce y serena que conservaba absolutamente todos sus órganos era el de María Eva Duarte de Perón. El profesor Nerio Rojas hizo un pequeño corte en la oreja derecha del cadáver para el estudio histológico. También le seccionaron parte de un dedo para comprobar las huellas digitales, según explicó Ara en su obra postuma "El caso Eva Perón".


Ara falleció en Buenos Aires en 1973. En 1974, el cuerpo de Evita fue restaurado por el taxidermista Domingo Telechea.


jueves, 5 de mayo de 2016

OPERACIÓN TRASLADO


Retomando cronológicamente el relato, nos encontramos en el año 1955.

 Luego de la muerte de Eva Duarte, el gobierno de Perón continúa hasta que el 16 de septiembre de 1955 es derrocado por un ataque conjunto de la marina, el ejército y la fuerza aérea. Esta dictadura recibió el nombre de Revolución Libertadora.
En el mes de Noviembre del mismo año se da por comienzo a lo que se denomina la “operación traslado” que es llevada a cabo por el teniente coronel Carlos Eugenio Moori- Koenig, el mayor Arandía, los capitanes Lupano, Aleman y Gotten, con 20 personas vestidas de civil  que se presentaron esa noche en la CGT adelante del interventor, capitán de navío Laplacette. El objetivo era retirar el cadáver de Evita y cumplir con la orden que impartió el presidente de facto Aramburu, la cual era llevarlo al cementerio de la Chacarita y enterrarlo en el nicho 275 de la sección B. Pero los encargados de la operación decidieron desobedecer las órdenes.


Moori- Koenig sometió al cuerpo a insólitos paseos por la ciudad de Buenos Aires. Con una furgoneta perteneciente a una florería intentó depositarlo en varios cuarteles del ejército donde lo rechazaron. El camión con su carga secreta fue visto en varias esquinas porteñas. A pesar del hermetismo de la operación, la resistencia peronista hacía sentir de cerca la pista del cadáver. Prendían  velas y dejaban flores  en cada lugar donde se había estacionado el camión.

Moori- Koenig era alcohólico y había guardado el cadáver en un armario de la secretaria de informaciones y lo exhibía  a sus amigos los fines de semana. Se realizaban reuniones donde sucedían los vejámenes más desagradables e  impensados  al cuerpo de una mujer de tamaña dimensión para nuestro país.

En la casa de la avenida Gral. Paz 542 vivía el mayor Arandía, a quien la paranoia no lo dejaba dormir. Una noche creyendo que se trataba de un comando peronista que venía a rescatar a su abanderada, tomo su pistola reglamentaria y vació el cargador. Apuntó a un bulto que se movía en la oscuridad, era su mujer, Elvira Herrera, embarazada de 8 meses, quien cayó muerta en el acto. 



La noche final de los designados por el presidente fue cuando en las tertulias que manoseaban el cadáver, una desprevenida visitante quien era la futura cineasta Maria Luisa Bemberg, espantada por el desparpajo corrió a comentarle al mejor amigo de su familia, el Jefe de la Casa Militar, el capitán Manrique, y él mismo en persona se lo comentó al presidente de la nación, el general Aramburu.

Tras este peregrinaje cargado de aberraciones y circunstancias cuasi mafiosas, al enterarse el propio presidente de que no habían cumplido con su orden, son apartados los antes nombrados de la custodia del cadáver. Y nombran en reemplazo al coronel Héctor Cabanillas para dirigir la operación. Este le propone al presidente sacar el cadáver del país.



Se contactan con Rotger, que era el capellán confesor de regimiento de granaderos a caballo, con el padre Giovanni Penco. Se reúnen con un emisario de la santa sede.




Los pasos que siguen en la operación son los siguientes: dejan el cuerpo de Evita en el cine “Rialto” de Córdoba y La Valleja, en Capital Federal, escondiéndolo detrás de la pantalla de la sala. Permaneció por dos noches  hasta su partida a  Milán. Se embarca el féretro en el vapor Contebiancamano con destino a Génova, bajo el nombre falso de “María Maggi de Magistris”, nacida en Dálmine, Bérgamo, Italia, fallecida en un accidente de autos en Rosario en 1951.  Acompañada por el Oficial Díaz quien se hizo pasar por “Giorgio Magistris” el viudo de María, y  con el oficial Sorolla. La documentación y pasaportes necesarios fueron robados del consulado italiano.

El barco con destino a Italia partió el 23 de abril de 1957 a las 16 horas. Pasó por Santos, Rio de Janeiro, y Cartagena, España. Al llegar a Génova, los servicios de inteligencia argentinos se llevaron un gran susto. Los muelles estaban repletos de gente exultante y pensaron que se había filtrado información y que toda esa gente estaba para saludar nuevamente a Evita como hacía 9 años atrás. Pero en realidad estaban allí para recibir las partituras del recientemente fallecido compositor Arturo Toscanini, que venían en su mismo barco. El padre Giovanni Penco guió con los servicios de inteligencia el cuerpo de Evita al Cementerio mayor de Milán y lograron su objetivo, el cuerpo quedó en Italia.



El 13 de mayo de 1957 Evita recibía al fin cristiana sepultura en el Cementerio de Milán.


Una laica llamada Giuseppina Airoldi, conocida como “la tia Pina” fue la encargada de llevarle flores durante 14 años en la tumba 14 del campo 86. Pina nunca supo que le llevaba flores nada más ni nada menos que a Eva Duarte. 



Solamente tres personas, aparte de la delegación sabían de todos estos movimientos. Estos eran: Lanusse, Aramburu, y el padre Rotger.

miércoles, 4 de mayo de 2016

OPERACION ENTREGA



En 1971 le avisaron al papa que la iban a sacar y entregársela a Perón. El papa estuvo de acuerdo, nada se hizo sin conversar con él. Cabanillas se ocupó de llevarla a España, a Puerta de Hierro donde Perón se encontraba exiliado.

Rotger viajó a Milán y obtuvo el permiso para exhumar el cadáver. Junto a Cabanillas viajó Sorolla quien en ésta ocasión se hizo pasar por Carlo Maggi, hermano de María Maggi de Magistri, para cumplir el 1 de septiembre de 1971 con la fase del operativo “devolución”.


Retomando con la “operación entrega”: Al exhumar el cadáver le piden a los sepultureros que lo abran generando un estupor de los mismos cuando vieron de quién se trataba. Un comando peronista encabezado por el coronel Osinde seguía la operación de cerca. Lograron infiltrar tres hombres que se hicieron pasar por inspectores del cementerio de Milán y pidieron presenciar la exhumación, pero fueron detectados a tiempo por los servicios argentinos. El 2 de septiembre se puso en marcha la última etapa del operativo. El gobierno argentino solicitó ayuda a los servicios de inteligencia de tres países: España, Francia e Italia, para que el coche que trasladaba los restos no fuese detenido en los controles policiales y aduaneros.  La Furgoneta Citroën iba escoltada por miembros del servicio de inteligencia. La comitiva llego a alrededores de las 20:20 a la residencia de Perón. El embajador de Argentina en España, Rojas Silveyra hizo detener el vehículo al llegar al lugar. Con él estaban Cabanillas y dos sacerdotes. Lo recibieron Perón, María Estela Isabel Martinez de Perón (la nueva mujer del general), José López Rega y Jorge Daniel Paladino.  Perón se puso a llorar una vez que reconoció el cuerpo y dijo: “yo he sido con esta mujer mucho más feliz de lo que todo el mundo cree”.

La que sigue es una entrevista que se realizó más de 20 años después a quien fue en ese momento el embajador argentino en España, Rojas Silveyra. 

Por pedido del general Juan Domingo, el doctor Pedro Ara, revisó el cadáver y dejo una detallada descripción de lo visto.

EL MEMORANDUM QUE EXPLICA EL ULTRAJE

Lo que sigue es el informe sobre el estado del cuerpo en septiembre de 1971, extractado de un memorándum entregado por el doctor Ventura Mayoral (abogado de Juan Domingo Perón).
El cuerpo de Eva Duarte de Perón presenta un corte alrededor del cuello, filoso, sé que secciona parcialmente el cuello del tronco. Se comprobó que el cadáver presenta también las siguientes lesiones:
a) hundimiento y fractura del tabique nasal; b) golpes en la región frontal de la cabeza y una herida producida por un instrumento filoso; c) cicatriz que toma parte de la mejilla y pómulo del lado izquierdo de la cara, abriendo un colgajo de carne y músculos, producido por un instrumento filoso; d) en la región pectoral cuatro cortes que toman ambos senos de la extinta, con una extensión de 16 centímetros cada uno, producidos por un instrumento con filo; e) corte en el brazo izquierdo a la altura del humero, con visualización del colgajo de carne y músculos, producido por un instrumento con filo ; f) fractura de ambas piernas a la altura de las rodillas, producidas por presión o por un cuerpo pesado, posado sobre dichas extremidades. Todas estas lesiones han sido burdamente cubiertas con una capa de cera o parafina, pero son visibles a simple vista del observador. El cadáver por razones técnicas del embalsamamiento, se encuentra intacto en general y fue reconocido como tal por el esposo de la extinta. El ataúd que contenía los restos estaba cubierto con cinc, que hubo que cortar y en el interior del mismo se había colocado abundante cantidad de cal con el objeto de perjudicar los restos;  lo que es imposible por el trámite técnico realizado sobre el cadáver.



Luego de varios años de dictadura el general Lanusse se digna a llamar a elecciones, donde la ciudadanía expresa libremente su voto. En mayo de 1973 Héctor J. Campora se convierte en presidente de los argentinos, renunciando al poco tiempo para darle paso a un nuevo periodo del general Perón, quien regresa a la Argentina y es elegido por tercera vez presidente constitucional de la nación. Tristemente fallece el 1 de Julio de 1974, y asume quien entonces ocupaba la vicepresidencia, su esposa, María Estela Isabel Martínez.

El 15 de octubre de 1974 la organización montoneros secuestra el cadáver del General Aramburu, exigiendo para su devolución la repatriación del cuerpo de Evita que se encontraba todavía en Puerta de Hierro, España. El Dr. Tellechea se encargó de la restauración del cadáver de que tomó 15 días, y que el 17 de noviembre fue depositado junto al de Perón en la quinta de Olivos. Diseñaron especialmente una cripta para que el público pudiera visitarlos. Los restos de Evita se exhibían, cubiertos con un vidrio que permitía ver abiertamente su cadáver. A su lado el de Perón estaba cerrado cubierto con la bandera argentina. 

En esta época se  generó una gran controversia con las hermanas de Evita que al ver en las condiciones en que se encontraba el cadáver notaron una gran diferencia entre los informes del Dr. Ara y el estado en que la encontró el Dr. Tellechea. 



El 24 de octubre de 1976 ya bajo el mando de la dictadura militar denominada proceso de reorganización nacional, siendo las 17:55 fue depositado el cuerpo de quien fuera en vida María Eva Duarte de Perón en la bóveda de la familia Duarte en la Recoleta donde se encuentra hasta la actualidad.